Nunca he sabido si fue casualidad, cosa del destino, si él me busco a mí o yo a él, si fue flechazo o el resultado de una relación larga y duradera. Y es que, aunque comencé mi carrera como consultora de estrategia y después como auditora interna, he dedicado gran parte de mi vida profesional al mundo del compliance. Profesión que me apasiona y solo puedo expresar mi gratitud por todos los momentos preciosos, aventuras y personas que he podido conocer a lo largo de este camino que hemos recorrido juntos.
Recientemente leí una frase del filósofo y escritor colombiano Efraín Gutiérrez Zambrano, que dice: “los hombres que influyeron decisivamente en la historia, son aquellos que no esperaron que el mundo cambiara, sino que ellos decidieron cambiarlo. Ellos comprendieron que el éxito depende de mucha imaginación, comprobada valentía y una ética que los distinguió como hombres íntegros”.
Y es ahí, en la ética e
integridad, donde quiero pararme y compartir con vosotros mi reflexión. La ética y la
integridad tienen que ver con los valores que llevamos dentro desde niños, es aquello que
adquirimos de nuestros padres y nuestro entorno inmediato. Y que, aunque latentes en nuestro
interior, muchas veces se manifiestan a través del comportamiento y hacen de nosotros
personas con cultura ética, comprometidas con los demás y con el mundo que nos rodea.
Y si hablamos de empresas, estas son como las personas, con su propia forma de ser, personalidad y cultura. Por tanto, hablar de ética e integridad empresarial es hablar de las características de una empresa y/u organización que la hacen fiable para la sociedad.
Cuando se habla de Programa
de Cumplimiento, inmediatamente pensamos en las leyes y normas y sí, efectivamente, la base
del Programa tiene que ver con esto, con el cumplimiento de las obligaciones, en especial en
materia de responsabilidad penal, protección de datos personales, competencia y prevención
de blanqueo.
Pero compliance no es solo eso, es mucho más, es una manera de entender y de hacer negocios de manera ética y responsable. Creando una verdadera cultura de cumplimiento.
El entendimiento y aplicación del Compliance desde esta óptica, aporta a las organizaciones y a sus stakeholders una “generación de valor” extraordinaria en lo que llamamos “expectations”, que no es otra cosa que lo que esperan los grupos de interés de una compañía a futuro.
Lograr ser una empresa ética no es tarea fácil, requiere de grandes esfuerzos en conjunto por parte de todas las áreas de las empresas, y por lo tanto aquellas que lo logran son dignas de reconocimiento. Recordad que compliance somos todos.
Y por último y no menos importante, la ética es clave para la sostenibilidad y reputación de una compañía. Pues como dijo Warren Buffet “se tarda 20 años en construir la reputación, pero bastan cinco minutos para arruinarla”.