Cuando comencé mi andadura profesional en el mundo de los despachos de abogados, entre togas, salas de vistas y clientes, mi relación (profesional) con la igualdad, se circunscribía prácticamente a la negociación de planes de igualdad y de los primeros protocolos de prevención del acoso.
Muy lejos queda ya aquella etapa, y también aquella María que por aquel entonces nunca imaginó que acabaría en esta gran familia que es Mahou San Miguel, trabajando en un proyecto de Igualdad, Diversidad e Inclusión.
A lo largo de todos estos años, siempre me he sentido muy privilegiada, dado que las personas que me han acompañado en el camino, empezando por mis padres, me han ayudado a creer en mí misma, mostrándome que, con humildad, perseverancia e ilusión, tarde o temprano se alcanzan las metas.
Seguramente por ello, nunca me he planteado si era la única mujer en el área de Relaciones Laborales, o en alguna de las mesas de negociación en las que he participado. He tenido la suerte de sentirme una profesional más, rodeada de compañeros, pero soy consciente de que la realidad no siempre es ésta, y que, como sociedad, aún nos queda camino por recorrer.
Hablar de igualdad, no sólo
es hablar de las mujeres, sino que la
igualdad nos atañe a todos, cómo personas únicas, con
nuestras vivencias, creencias, nuestra forma de ser y pensar y, al fin y al cabo, el respeto
a nuestra esencia, a lo que
verdaderamente somos.
El debate sobre el género ha entrado de lleno en la agenda política y en la discusión pública. No obstante, en mi opinión, debemos huir de la polarización actual del discurso sobre el género. La igualdad no es un enfrentamiento entre hombres y mujeres, no se asocia a ideologías o a determinados movimientos; la igualdad nos atañe a todos, es un derecho democrático, es hablar de que mujeres y hombres somos iguales en dignidad en derechos y deberes.
Todas las personas podemos contribuir a hacer efectiva la igualdad de género en nuestro entorno, en nuestro día a día. Se trata de integrar, especialmente, en equipos compuestos mayoritariamente por hombres o mujeres al género menos representado, de valorar y respetar a las personas, de permitir un pleno desarrollo personal y profesional, de ponerse el lugar del otro y comprender que existen muchas maneras de abordar y ver una misma cuestión.
Esta, es la filosofía de la Diversidad y la Inclusión en Mahou San Miguel, queremos que todos los profesionales, se sientan valorados y respetados, con todas sus características personales, fomentando la igualdad de oportunidades.
Verna Myers: “Diversidad es
que te inviten a una fiesta; inclusión que no
te quieras ir y te inviten a bailar; equidad
que se acuerden de poner tu canción favorita; y pertenencia es bailar como si nadie te
estuviera mirando”.
Algunas personas podrán preguntarse el por qué de un proyecto como este en nuestra compañía. El motivo es que una adecuada gestión del talento diverso es una palanca que nos permite entender y afrontar los nuevos retos de negocio, aportar soluciones creativas y desarrollar una mejor comprensión del cliente, lo que nos ayuda a ofrecer una respuesta más adaptada a sus necesidades, aceptando y operando en una sociedad que es diversa y cada vez más cambiante.
Mahou San Miguel ha sido pionera en el ámbito de la igualdad, y gracias a su compromiso y al de la Representación Legal de los Trabajadores y Trabajadoras, se materializaron los primeros planes de igualdad de la industria en el año 2007, habiéndose incrementado desde entonces notablemente la presencia de mujeres.
No obstante, no está todo hecho, debemos seguir construyendo y avanzando en Igualdad, en Diversidad e Inclusión, así que, citando al gran Antonio Machado, Caminante, son tus huellas el camino y nada más, Caminante no hay camino, se hace camino al andar.”